Estaba yo leyendo, "Estoy desnudo" de Tsutsui Yasutaka que ha sido publicado en 2008 en castellano por la Editorial Atalanta y que recoge 8 de relatos de un humor genial que os recomiendo para pasar un rato muy divertido en estos tiempos de crisis que nos ha tocado vivir. Por dar dos pinceladas diré que está entre Mr.Bean y Sin Noticias de Gurb de Eduardo Mendoza. Bueno pues, en uno de los relatos se cita a Momotarō. Y me he decidido a explicar algo más sobre este cuento japonés tradicional.
Se trata de un cuento del que existen varias versiones, y se puede considerar como una de las leyendas más antiguas de Japón, que además desde siempre contó con una gran aceptación entre los niños nipones… Sería algo así como el equivalente de Pulgarcito o Los músicos de Bremen en Occidente. Os voy a contar de qué trata, lugar la historia de Momotarō, el niño más valiente de Japón.
"Hace mucho, mucho tiempo, en algún lugar de Japón vivía una pareja de ancianos.
Un día el hombre anciano salió a la montaña a recoger leña mientras que la ancianita fue al río para lavar ropa. De repente, la ancianita vió que un enorme melocotón bajaba por el río, aguas abajo. Ella lo recogió y se lo llevó a casa.
El marido cuendo regresó se sorprendió al ver el enome tamaño del melocotón y dijo: "¡Qué melocotón tan grande!, ¿lo cortamos? y la anciana contestó: "¡Sí, vamos a cortarlo!" Pero antes de cortarlo, el melocotón empezó a moverse y de su interior salió un niño.
Los ancianos se sorprendieron al ver a un niño salir de aquel enorme melocotón, pero también se alegraron porque como no tenían hijos, ese niño se convertiría en su único hijo. "¡Lo llamaremos Momotarō! porque nació de un momo: (melocotón) dijo la anciana y es un niño varón: tarō.
Momotarō comía mucho y creció fuerte y robusto. Nadie podía rivalizar con él. Era bueno y ayudaba a sus padres en todo lo que le pedían, pero había algo que preocupaba a los ancianos: Momotarō no no hablaba y pasó mucho tiempo y aún no había pronunciado ni una sola palabra.
Por aquella época, unos Oni (demonios) estaban causando alboroto y cometiendo fechorías por todo el pueblo y robando a las gentes, y Momotarō se indignaba y pensaba que: "¡Esta situación no lo puedo tolerar!".
Un día, de repente comenzó a hablar y dijo a sus padres: "¡Voy a castigar a los demonios! Me tenéis que ayudar a preparar mis cosas para salir a buscarlos." Los ancianos se quedaron sorprendidos al escuchar por primera vez la voz de Momotarō. Así que ayudaron a su hijo y le dieron ropas nuevas y "kibi dango" para que pudiera comer durante el viaje.
Momotarō partió hacia la isla, donde se creía que vivían de los demonios. Los ancianos, en su humilde casa no paraban de rezar para que su hijo se encontrara sano y salvo y fuera protegido.
Momotarō se encontró en el camino con un perro. El perro le dijo: "¡Oye! Dame un "kibi dango" por favor. Si me lo das te ayudaré en lo que sea". Momotarō le entregó un "kibi dango" y empezaron a caminar juntos. Momotarō llamó al perro Inu.
Poco después se encontraron con un mono, el cual pidió a Momotarō lo mismo que el perro. Momotarō cogió un "kibi dango" y se lo entregó. El mono que resultó ser Saru era el jefe de su banda. Y los tres: Momotarō, Inu y Saru empezaron la marcha nuevamente.
En el camino a la isla de los demonios, encontraron a un faisán, el cual pidió lo mismo que los anteriores y se unió al grupo y marcharon los cuatro: Momotarō, Inu, Kiyi y Saru empezaron la marcha nuevamente.
Pasaron unos días y llegaron por fin a la "isla de los demonios". Kiyi realizó un vuelo de reconocimiento y al volver dijo:"Ahora todos están tomando Sake". Momotarō pensó que era una buena ocasión y dijo:"Vamos".
Pero no podían entrar porque el portón estaba cerrado. En ese momento Saru saltó el portón y abrió la cerradura.
Los cuatro entraron a la vez y los demonios quedaron sorprendidos al verlos. Inu mordió a un demonio, Saru arañó a otro mientras que Kiyi picoteaba a un tercero.
Momotarō dio un cabezazo al jefe de los demonios y le dijo: "¡No hagáis más cosas malas!". Los demonios contestaron: "¡Nunca más lo haremos!, ¡perdónanos!".
Momotarō los perdonó a todos y recuperó el tesoro robado, volviendo a casa sano y salvo con sus ancianos padres, y sus amigos y todos se alegraron mucho. Momotarō repartió justamente las riquezas entre la gente del pueblo."
El personaje de Momotarō ha aparecido en muchos comics y series de anime y ha dado lugar a varios videojuegos. Espero que os haya gustado. A mi me encantó.
Jaa ne!!!
Tsuitsin: SATORI EDICIONES lo ha publicado en versión infantil ilustrada >> más información.
Se trata de un cuento del que existen varias versiones, y se puede considerar como una de las leyendas más antiguas de Japón, que además desde siempre contó con una gran aceptación entre los niños nipones… Sería algo así como el equivalente de Pulgarcito o Los músicos de Bremen en Occidente. Os voy a contar de qué trata, lugar la historia de Momotarō, el niño más valiente de Japón.
Estatua de Momotarō, Inu Kiyi y Saru en la prefectura de Okayama.
"Hace mucho, mucho tiempo, en algún lugar de Japón vivía una pareja de ancianos.
Un día el hombre anciano salió a la montaña a recoger leña mientras que la ancianita fue al río para lavar ropa. De repente, la ancianita vió que un enorme melocotón bajaba por el río, aguas abajo. Ella lo recogió y se lo llevó a casa.
El marido cuendo regresó se sorprendió al ver el enome tamaño del melocotón y dijo: "¡Qué melocotón tan grande!, ¿lo cortamos? y la anciana contestó: "¡Sí, vamos a cortarlo!" Pero antes de cortarlo, el melocotón empezó a moverse y de su interior salió un niño.
Los ancianos se sorprendieron al ver a un niño salir de aquel enorme melocotón, pero también se alegraron porque como no tenían hijos, ese niño se convertiría en su único hijo. "¡Lo llamaremos Momotarō! porque nació de un momo: (melocotón) dijo la anciana y es un niño varón: tarō.
Momotarō comía mucho y creció fuerte y robusto. Nadie podía rivalizar con él. Era bueno y ayudaba a sus padres en todo lo que le pedían, pero había algo que preocupaba a los ancianos: Momotarō no no hablaba y pasó mucho tiempo y aún no había pronunciado ni una sola palabra.
Por aquella época, unos Oni (demonios) estaban causando alboroto y cometiendo fechorías por todo el pueblo y robando a las gentes, y Momotarō se indignaba y pensaba que: "¡Esta situación no lo puedo tolerar!".
Un día, de repente comenzó a hablar y dijo a sus padres: "¡Voy a castigar a los demonios! Me tenéis que ayudar a preparar mis cosas para salir a buscarlos." Los ancianos se quedaron sorprendidos al escuchar por primera vez la voz de Momotarō. Así que ayudaron a su hijo y le dieron ropas nuevas y "kibi dango" para que pudiera comer durante el viaje.
Momotarō partió hacia la isla, donde se creía que vivían de los demonios. Los ancianos, en su humilde casa no paraban de rezar para que su hijo se encontrara sano y salvo y fuera protegido.
Momotarō se encontró en el camino con un perro. El perro le dijo: "¡Oye! Dame un "kibi dango" por favor. Si me lo das te ayudaré en lo que sea". Momotarō le entregó un "kibi dango" y empezaron a caminar juntos. Momotarō llamó al perro Inu.
Poco después se encontraron con un mono, el cual pidió a Momotarō lo mismo que el perro. Momotarō cogió un "kibi dango" y se lo entregó. El mono que resultó ser Saru era el jefe de su banda. Y los tres: Momotarō, Inu y Saru empezaron la marcha nuevamente.
En el camino a la isla de los demonios, encontraron a un faisán, el cual pidió lo mismo que los anteriores y se unió al grupo y marcharon los cuatro: Momotarō, Inu, Kiyi y Saru empezaron la marcha nuevamente.
Pasaron unos días y llegaron por fin a la "isla de los demonios". Kiyi realizó un vuelo de reconocimiento y al volver dijo:"Ahora todos están tomando Sake". Momotarō pensó que era una buena ocasión y dijo:"Vamos".
Pero no podían entrar porque el portón estaba cerrado. En ese momento Saru saltó el portón y abrió la cerradura.
Los cuatro entraron a la vez y los demonios quedaron sorprendidos al verlos. Inu mordió a un demonio, Saru arañó a otro mientras que Kiyi picoteaba a un tercero.
Momotarō dio un cabezazo al jefe de los demonios y le dijo: "¡No hagáis más cosas malas!". Los demonios contestaron: "¡Nunca más lo haremos!, ¡perdónanos!".
Momotarō los perdonó a todos y recuperó el tesoro robado, volviendo a casa sano y salvo con sus ancianos padres, y sus amigos y todos se alegraron mucho. Momotarō repartió justamente las riquezas entre la gente del pueblo."
El personaje de Momotarō ha aparecido en muchos comics y series de anime y ha dado lugar a varios videojuegos. Espero que os haya gustado. A mi me encantó.
Jaa ne!!!
Tsuitsin: SATORI EDICIONES lo ha publicado en versión infantil ilustrada >> más información.
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