11 septiembre 2009

ARTE BARROCO JAPONES: NIKKO

Nikko: Única muestra de arte barroco en el Japón:

Parece increíble que el arte japonés fuera capaz de producir un monumento arquitectónico de características tan barrocas como el mausoleo de Toshogu, en Nikko. Fue precisamente en esta época de innovaciones estéticas cuando surgió, casi por generación espontánea, aquel conjunto de construcciones sin paralelo en la historia artística del Japón. El estilo arquitectónico de la primera parte del Período Edo siguió la línea del Período de Momoyama.

Quizá como una muestra de ostentación, después del período de esplendor de Momoyama, surgiera el estilo casi único de los templos de Nikko.

El fundador de la dinastía Tokugawa: Tokugawa Ieyasu, fue deificado después de muerto, en 1616, al dársele el título de Toshogu Dai-Gongen (Gran revelación de Buda Iluminador de la región del Este). Su nieto Iemitsu decidió edificar un mausoleo en que descansara el espíritu de su augusto antepasado, a tono con el título del rango divino que había alcanzado. Fue necesario crear un nuevo estilo arquitectónico para honrar a tal divinidad, y se llegó a una elaboración original, mezcla de:


+ estilo de los templos budistas

+edificaciones sintoístas

+tumbas de origen indio: stupas

= barroco japonés.


Quizás el mayor valor artístico del conjunto resida en el maravilloso paisaje en que está emplazado: en medio de los montes Nikko, como surgiendo entre los altísimos cedros japoneses, que aportan un elemento de majestuosidad.

La exuberante naturaleza, del bosque ancestral, invitan a observar la naturaleza como algo generoso, espléndido y a la vez sobrecogedor porque el hombre a su lado es insignificante en su altura.
El conjunto arquitectónico del mausoleo de Toshogu, en Nikko, consta de una serie de edificios religiosos, contruidos dentro de un recinto rodeado a modo de protección por el bosque. Al recinto del mausoleo se llega por una portada majestuosa (fotografía de la izquierda abajo hecha en invierno por Ulalume), llamada Puerta del Sol Resplandeciente, cuya ornamentación recargada lo cubre todo: la magnífica portada es una muestra espléndida del único estilo barroco japonés.
Dicha entrada consta de 2 pisos, con un tejado de complicada elaboración. Las paredes laterales están materialmente cubiertas de grabados y esculturas de madera, en los que aparecen representados toda clase de motivos vegetales, animales y signos simbólicos. Entre éstos tienen especial interés las figuras de monos y dragones, realizadas con singular maestría. No queda espacio libre en el que la ornamentación y el colorido sean menos abundantes: la estructura arquitectónica está oculta bajo un delirio de formas y colores.
La impresionante pagoda de 5 plantas, cuya altura no consigue superar los cedros que la rodean simboliza los 5 elementos por orden: tierra, agua, viento, fuego, aire. En orden ascendente.
Todos los edificios han sido erigidos sin escatimar detalle que pueda contribuir a suscitar un efecto de esplendor: todo está sobrecargado de adornos escultóricos; la sobriedad cromática de los templos budistas, ha sido reemplazada una alegre combinación de rojos y verdes, azules, blancos y dorados, que dan al conjunto una impresión exultante de gloria. La ornamentación colorista lo cubre todo.
No cabe duda que el mausoleo de Toshogu está muy lejos de ser expresión auténtica de la estética japonesa. De hecho, se alza como ejemplo aislado, sin precedentes ni influencia en períodos posteriores, monumento sencillamente extraño que no encaja en la idiosincrasia artística del país.

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