18 octubre 2009

RELATO JAPONES: Yamamba y los Monjes Zen:

YAMAMBA Y LOS MONJES ZEN:

El Zen nos desprende de nuestras formas ordinarias de pensar. Nos transmite, más allá de los conceptos, de las palabras, una verdad que apunta directamente al corazón humano.
Había una vez dos monjes que se encaminaban hacia su monasterio, situado cerca de Edo (la puerta de la abadía, antiguo nombre de la ciudad de Tokio, utilizado desde 1180 hasta 1868).
Iban con retraso porque un matrimonio de campesinos les había pedido que bendijesen a su hijo recién nacido, a su casa y su rebaño. Por cortesía y caridad del corazón habían bebido una o 2 copas de sake. Ahora se hallaban en la entrada del bosque, y ya caía la noche.
Unos de los monjes era ciego y su compañero lo guiaba:
- No tenga miedo, Djiro! – dijo el monje guía-. Ahora tendremos que atravesar el bosque donde, viven según las leyendas, monstruos y brujas, pero yo vigilaré y te protegeré contra todos los peligros.
Y añadió, con una voz que quería ser firme:
- ¡Cójase a mi brazo, y adelante sin miedo!
Los 2 monjes llegaron al corazón del bosque, cuando de pronto una tarasca abominable salió de unos matorrales. Era Yamamba, la vieja bruja desdentada, espantosa señora de los bosques. Era inmensa, con unas grandes narices, una nariz monstruosa, unos ojos inyectados en sangre que parecía giraban sobre ruedas de fuego. La lengua, de un rojo escarlata, le colgaba hasta la cintura. El pelo gris y sucio boleaba al viento. Tenía unos brazos de esqueleto muy largos acabados en unas garras de pesadilla, y los pies peludos picaban furiosamente en el suelo.
El monje que hacía de guía se puso a temblar con todos los huesos de su cuerpo.
- ¿Qué le pasa hermano? Ya no oigo su voz, y noto que vacilas contra mi cuerpo; háblame, te lo ruego!
El moje que veía, paralizado de terror, no podía emitir ningún sonido. Y la horrible Yamamba continuó avanzando, alargando la cabeza hacia los 2 monjes y sus uñas aceradas; los ojos flameantes y su boca se retorcía en una sonrisa espantosa.
- Siento que algo te pasa –dijo el ciego-, y no entiendo qué puede ser, pero déjame que te sostenga y que te guíe yo ahora; apóyate en mi!
Y con paso firme, el ciego arrastraba a su compañero en dirección de la Yamamba, que él no veía.
Estupefacto, el monstruo vio que los monjes iban derechos hacia él. No manifestaban ningún tipo de miedo y parecían indiferentes a su horrible aspecto. Entonces Yamamba sacó su enorme lengua roja y viscosa fuera del antro de su boca y la dejó caer, hasta los pies cubiertos de pelo. Lanzó su mirada incandescente sobre los dos monjes y abrió y cerró sus garras amenazadoras. Todo fue en vano. Guiados con mano firme por el ciego, los dos monjes continuaban avanzando.
Vencida la Yamamba se desvaneció en el aire y desapareció.

Este relato hace pensar, de los 2 monjes, ¿quién era verdaderamente el más limitado?
Pero también hay otras reflexiones del tipo una frase que me gusta mucho:“como no sabían que era imposible, lo hicieron”.
Espero que hayáis disfrutado. Si queréis profundizar más sobre quién es YAMAMBA, en este blog dentro de mitología japonesa hay unos dibujillos y demás...http://niponcafe.blogspot.com/2009/09/mitologia-japonesa-yamamba.html:
Jaa ne!!
aoi

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